Uno de los filtros de amor más famosos de Shakespeare es usado por el espíritu Robin Goodfellow en Sueño de una noche de verano, y está hecho de una flor llamada “pensamiento”, también conocida como pensamiento salvaje (Viola tricola).
El filtro es creado cuando Cupido le lanza una saeta a “la imperial sacerdotisa” (la Reina Isabel I), pero yerra y, en su lugar, le pega a la flor. Los pétalos blancos se vuelven color púrpura, y el jugo de la flor se convierte en filtro de amor. Entonces Robin Goodfellow pone el filtro en los ojos de Lisandro, que está dormido, y luego de Demetrio, lo que ocasiona el caos en el bosque.
En el mundo natural, el color de los pétalos es una característica importante de las plantas, ya que los insectos usan los diseños de los mismos para determinar dónde deben posarse para recoger el néctar. Muchos insectos también pueden ver un espectro de luz más amplio que los humanos, incluso el ultravioleta, lo que significa que las flores lucen significativamente diferentes “a los ojos de los insectos”.
Hablando desde el punto de vista científico, la viola tricolor no puede inducir al amor, pero los extractos de la planta han demostrado ser antimicrobianos y citotóxicos. Los químicos citotóxicos pueden matar células completas de tal manera que pueden usarse para tratar enfermedades causadas por un crecimiento descontrolado, como el cáncer.
Sin embargo, sí existe una “hormona del amor” conocida como oxitocina, que puede estimular sentimientos de amor o afecto en los seres humanos, y se ha encontrado que la hormona dopamina, que es liberada cuando besamos, estimula las mismas áreas del cerebro que la heroína y la cocaína.
Créditos de las fotografías
Viola tricolor; creative commons en FlickrJose Luis Cernadas Iglesias
Abeja en pensamiento; creative commons en Flickr Orangeaurochs
En el acto final de Romeo y Julieta, nuestra trágica heroína bebe una pócima que la pondrá en estado catatónico para fingir su propia muerte. Muchos creen que lo más posible es que la pócima fuera la belladona (Atropa Belladonna), una planta originaria de Europa.
Otros candidatos soporíferos que se encuentran en la naturaleza pueden haber sido las semillas de la planta de totora, o una hierba llamada acónito (leopards bane). Estas dos plantas son tóxicas; sin embargo, ninguna habría tenido la capacidad de inducir un estado de coma con un latido del corazón tan lento que hubiera podido ser confundido con la muerte.
Al encontrar a Julieta y creer que estaba muerta, Romeo utiliza un potente veneno de acción rápida para quitarse la vida. Una elección obvia para un veneno tan fuerte es el cianuro de potasio o el acónito medieval, los cuales causan un rápido paro respiratorio.
Crédito de la primera imagen: Romeo le da dinero a un boticario por una pócima para fingir su muerte. Publicada por primera vez por Bowles and Carver, cortesía de Wellcome Images, Londres.
Segunda imagen: Atropa Belladonna. Danny S. 2008.
En la Escena 2 del Acto 5 de Antonio y Cleopatra, esta última, al enterarse de la muerte de Marco Antonio y no estar dispuesta a ser capturada viva por César, pone en marcha su propio suicidio mediante la picadura de un áspid en el pecho.
En la historia antigua, se llama áspid a varias serpientes venenosas de la región del Nilo. Cleopatra ya les había administrado el veneno a los criminales para probar sus efectos y creía que la picadura de un áspid permitía una muerte mucho más humana.
Existen cuatro tipos principales de veneno de serpiente: el proteolítico, que altera la estructura molecular de la región picada; el hemotóxico, que afecta la sangre y el sistema cardiovascular; el neurotóxico, que actúa sobre el sistema nervioso y el citotóxico, que tiene un efecto localizado en el lugar de la picadura.
Lo más posible es que el veneno de áspid que utilizó Cleopatra fuera neurotóxico y citotóxico y habría causado una muerte particularmente atroz. El veneno primero detiene las señales a los músculos y luego al corazón y los pulmones. Las víctimas mueren de paro respiratorio.